Desde el fondo mismo de nuestros orígenes, y aún antes, un
majestuoso águila surcó el cielo guaraní, viviendo en paz, al amparo del calor
reverente de una raza milenaria que lo llamó TAGUATO RUVICHA.
Vió al amo y señor de estos lares, caer en desgracia, con el
cuento de una pretendida civilización superior, y como éste se convirtió también
en objeto destinatario de montañas de estupidez y desvarío.
Dueño de un ancho y profundo espacio azul, se identificó con
el hombre y la tierra, pero, el paso de los siglos amasado con infamias dejaron
sin bosques al águila más poderoso y delicado que se conoce.
Casi al borde de la extinción, en un medio ya desolado que
insiste en negarse a sí mismo el derecho a la supervivencia, una nación
aturdida naufraga en la insignificancia, no sin antes ver cómo se intenta
elevar el vuelo, quizá por última vez, buscando el vigor perdido.
¡Lanza el TAGUATO RUVICHA su grito de advertencia!
Habla y hablará, de hoy en más, por boca de paraguayos
sensibles que sin perder su humilde condición de servidores, sabrán acompañar
el vuelo de la esperanza de todo un pueblo.
Al amparo de Dios, iniciamos la marcha por la recuperación
integral de esta nación, SIN BOMBOS NI PLATILLOS, solo exigiendo el privilegio
de una dación y entrega absoluta y sin límites.
Exclamemos con el águila, con una sola voz:
“Luchar y luchar, para vencer y vencer”.
Así pensaban las hijas del hombre de bronce
que partieron a tierras lejanas, dejando algún ser
amado, tras de sí…
Volveré
como vuelven las estrellas
al primer silencio del anochecer,
como vuelven las frutas ya maduras
al suelo que las vió nacer.
Volveré
como vuelven los ríos a la mar
tras mil vaivenes de nunca acabar.
Volveré.
Volveré a ti
en la suave brisa mañanera,
y en el murmullo del arroyo,
saturada con el perfume de las flores,
flotando en la canción del Yerutí.
saturada con el perfume de las flores,
flotando en la canción del Yerutí.
Si. Si. Volveré a ti.
Volveré
con el entusiasmo del sol
tras la tormenta de otoño,
pletórica de amor y de esperanzas.
Volveré
con la sombra primera
de cualquier noche en primavera
entonando aquella canción…
“NUNCA MÁS SUPE DE TI”.
Volveré. Si. Volveré….
y seré feliz,
porque la pasión es al amor
lo que el calor a la brasa,…
Al amparo de Dios y bajo las alas protectoras del águila más
delicado, singular y poderoso de la tierra, éste alienta a los hombres de
bronce, una raza de gigantes espirituales y morales, el pueblo paraguayo,… con
su ejemplo, mezcla de inteligencia racional e inteligencia emocional que le
dictan el cómo y el porqué de “LUCHAR y LUCHAR para VENCER y VENCER.
Paraguaya compatriota,
bella flor guaraní,
en tus labios Yerutí,
en tu pecho, Pycasú,
crece y crece anambusú,
el amor que siento por ti.
Por eso trajino, lucho
para darte un mañana mejor
con pan, trabajo y mucho amor.
¡Mujer, tus clamores escucho!
Paraguayo compatriota,
cachorro de león sagrado,
tu bravura escribió la historia
que el Paraguay cubrió de gloria
para que jamás sea olvidado.
¡Oh, Dios, Qué desatino!
¡Cuánta infancia abandonada,
marginada y olvidada!
La inocencia fue truncada
por una claque malvada
que a la hora marcada,
sufrirá la siempre esperada
justicia del ser divino.
Por eso bellísima mujer,
gran cachorro de león,
pequeño niño valiente,
lucharé inclemente,
con todo mi corazón
y las fuerzas de mi ser.
G.E.B.Y 86.231
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